China reconoce la autoridad de un obispo católico y reduce la presión sobre los derechos religiosos

Radio Francia Internacional. Domingo por la mañana, 8.30, y poco a poco van llegando los fieles para asistir a misa en una pequeña iglesia al borde de una autopista en Tianjin, una ciudad a 1.000 km de Shanghái. Una vez pasada la barandilla, hay que empujar la alta verja para llegar al minúsculo patio delantero, donde hay velas y una Virgen María con su niño bajo una hiedra silvestre. El tañido de las campanas prevalece sobre el ruido de los coches que circulan a toda velocidad por la autopista que pasa justo por encima de la iglesia.
El reciente reconocimiento del obispo Melchior Shi Hongzhen, de 96 años, marca un avance significativo en las relaciones entre el Vaticano y Pekín. Es importante porque toca el delicado tema del nombramiento de obispos, que ha sido un punto de discordia entre el gobierno chino y la Santa Sede durante décadas.